¡Hola! Hoy quería compartir un vídeo con vosotros y que reflexionáramos juntos sobre él.
Se trata de un cortometraje denominado Cocodrilo en él se observa una situación en la que una mujer esta viendo un vídeo en directo en YouTube desde su ordenador, donde sale un joven jugando a un videojuego. Al ser un vídeo en directo sus espectadores realizan preguntas que él va contestando sobre la marcha, algunas de ellas sobre su vida privada. A través de las cuáles el joven comenta que no tiene ningún tipo de relación con sus padres desde hace dos años, a lo que los espectadores le dicen que porque no lo soluciona, y el replica que no es tan sencillo, que no puede llamar a su madre y decirle que lo siente como si nada y proponerle que si toman un café y de forma irónica expresa que su madre le respondería: claro hijo, cuando quieras.
Entonces en el corto se descubre que la mujer que esta visualizando ese vídeo es la madre y está al ver eso se anima a comentarle lo siguiente: cuando quieras... cocodrilo.
Observar dicho cortometraje me ha llevado a reflexionar sobre la capacidad de resolución de conflictos y como puede afectar el tener más potenciada o no, dicha capacidad en nuestro día a día.
Es normal que surjan conflictos con las personas de nuestro entorno, ya sea a nivel familiar, laboral, entre amigos o con una pareja pero, ¿Cómo debemos enfrentarnos a ellos?
Bajo mi criterio creo que deben darse tres cosas básicas: primero que las partes implicadas estén dispuestas y quieran resolverlo, y después que esté muy presente la empatía para ser capaces de posicionarnos en el lugar del otro y así poder comprenderle, y que la comunicación se realice de forma asertiva.
Voy a explicaros el por qué considero tan importante lo anterior. Para comenzar, si una de las partes implicadas no quiere solucionar el problema dado, poco podemos hacer ya que no se puede obligar a nadie a ello.
La empatía la considero primordial ya que es imprescindible comprender los sentimientos que provoca esa situación en los demás y viceversa, ya que cada persona percibe las situaciones de una manera diferente a la nuestra, por ello lo que tú puedes considerar una tontería para otra persona puede suponer importante. Eso sí, no debemos olvidar que los seres humanos no somos adivinos, por lo tanto si quieres que te comprendan, debes expresar tus emociones y ahí es donde entra el papel de la asertividad, se trata de expresar tu opinión, ideas o sentimientos y establecer tus límites de forma respetuosa sin herir u ofender a otra persona, a su vez, debemos escuchar y respetar las opiniones de los demás.
Como se puede observar este proceso no fue llevado a cabo por la madre y el hijo presentes en el vídeo, lo que conllevó a que la relación quedara en pausa, al punto de ser inexistente entre ambos durante dos años. Sin embargo, ambos querían solucionarlo, pero creían que la otra persona no deseaba hacerlo y claro, cómo vamos a saber si la otra persona también está dispuesta, si no damos el paso para comenzar una conversación y escuchar la postura del otro.
Desgraciadamente, creo que muchas relaciones se pierden por dar por hecho lo que sienten los demás, asique espero que después de está reflexión todos y todas nos preocupemos más por entender a los demás.
¿Vosotros/as que pensáis? ¿Creéis que se podría haber evitado de otra forma la situación dada en el vídeo?
Buenas Sofía!
ResponderEliminarMe parece que has traído a tu blog un cortometraje muy bonito y que me ha hecho sentir las emociones de ambos protagonistas.
Creo que este vídeo refleja la realidad de cómo a veces anteponemos nuestro orgullo sin importar lo que esto conlleve.
Respondiendo a tu pregunta, es cierto que se podría haber evitado esta situación, con una simple conversación a tiempo y dejando el miedo y orgullo de lado.
Enhorabuena por tu trabajo!
¡Buenas Raquel! Muchas gracias por tu aportación, me alegro que esta entrada haya sido de tu agrado. Tienes razón, por culpa del orgullo al final muchas veces nos hacemos más daño a nosotros mismos. Un saludo!
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